La casa encantada del bosque de Dos Hermanas: leyenda, misterio y abandono
En lo más profundo del bosque de La Motilla, en el municipio sevillano de Dos Hermanas, se alza una construcción que lleva décadas deshabitada. Conocida por los vecinos como “la casa encantada” o “la casa del miedo”, esta antigua vivienda ha sido objeto de rumores, leyendas urbanas y visitas de curiosos atraídos por el halo de misterio que la envuelve.
Aunque no hay documentos oficiales que avalen hechos paranormales, lo cierto es que su deterioro, su ubicación aislada y los testimonios de fenómenos extraños han convertido a esta casa en uno de los enclaves más populares del imaginario urbano nazareno.
Una casa perdida entre pinares
La llamada “casa encantada” se encuentra en una zona de pinar denso a las afueras del núcleo urbano de Dos Hermanas, cerca del barrio de La Motilla y junto al Parque Forestal Dehesa de Doña María. El acceso no está señalizado, pero decenas de senderistas, jóvenes y exploradores urbanos la han localizado gracias a mapas o vídeos en redes sociales.
Se trata de una vivienda unifamiliar de varias estancias, ahora sin puertas ni ventanas, cubierta de grafitis y con signos evidentes de abandono. Su techo parcialmente derrumbado, las paredes ennegrecidas y el silencio del entorno potencian la sensación de inquietud.
Origen desconocido, historia borrosa
No existe un registro público claro sobre la construcción de la casa ni sobre quién la habitó. Algunos testimonios locales aseguran que perteneció a una familia adinerada que poseía tierras en la zona durante la segunda mitad del siglo XX. Otras versiones hablan de un antiguo cortijo rural usado como casa de campo.
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A día de hoy, no hay placas ni datos visibles que confirmen su origen, lo que ha contribuido al desarrollo de un relato colectivo más ligado a la ficción que a la historia documentada.
Fenómenos extraños y leyendas urbanas
Con el paso de los años, la casa ha sido protagonista de múltiples historias de miedo. Hay quienes afirman haber escuchado golpes inexplicables, pasos en habitaciones vacías o haber sentido “presencias” sin explicación lógica. Algunos grupos de jóvenes que se han aventurado de noche a explorarla aseguran haber captado psicofonías o luces anómalas.
Uno de los relatos más extendidos habla de una mujer que habría fallecido allí en circunstancias extrañas, cuyo espíritu vagaría por el lugar. También circulan versiones que mencionan rituales ocultistas practicados en su interior durante los años 80 o 90, algo que contribuyó a reforzar su fama de lugar maldito.
Aunque no existe prueba verificable de estos hechos, sí se han documentado intentos de exploración por parte de aficionados a lo paranormal. Algunos canales de YouTube andaluces han grabado sesiones de “investigación” en la casa, mostrando su interior y recogiendo testimonios orales de personas que aseguran haber vivido sucesos inquietantes en sus visitas.
Entre la fascinación juvenil y la preocupación vecinal
La casa encantada de Dos Hermanas ha ganado fama especialmente entre adolescentes y amantes del misterio. En noches de Halloween, suele ser uno de los destinos favoritos para quienes buscan emociones fuertes. También se ha convertido en escenario de sesiones fotográficas urbanas, vídeos de TikTok y publicaciones en foros de exploradores urbanos.
Sin embargo, no todo el mundo ve con buenos ojos esta popularidad. Algunos vecinos de La Motilla han expresado preocupación por la seguridad de los visitantes, ya que el edificio está en estado ruinoso y presenta riesgos estructurales. Además, se han reportado actos vandálicos y basuras acumuladas, lo que ha llevado a las autoridades locales a cerrar caminos de acceso o emitir advertencias.
Misterio sin resolver
Pese a su abandono, la casa encantada del bosque de Dos Hermanas continúa alimentando el folclore local. Sea por su estética fantasmagórica o por el poder de la sugestión, ha pasado a formar parte del mapa de lugares “malditos” del sur de España.
Aunque no haya pruebas concluyentes de fenómenos paranormales, su historia —o la ausencia de ella— sigue cautivando a generaciones que buscan en lo oculto una forma de conectar con el misterio.
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